Cada 9 de septiembre, Colombia conmemora el Día Nacional de los Derechos Humanos, una fecha establecida por la Ley 95 de 1985 en memoria de San Pedro Claver, jesuita que en el siglo XVII defendió la dignidad y los derechos de las personas esclavizadas que llegaban a Cartagena.
Esta conmemoración no es solo un acto simbólico, es una oportunidad para reflexionar sobre la vigencia de los derechos humanos en el país y sobre los desafíos que aún persisten en materia de verdad, justicia, reparación y no repetición.
Una deuda histórica
El conflicto armado interno, la exclusión social, la violencia política y las desigualdades estructurales han marcado la vida de millones de Colombianos. Las víctimas siguen reclamando garantías efectivas de justicia y reparación, mientras comunidades enteras afrontan amenazas contra sus líderes sociales, defensores y defensoras de derechos humanos, pueblos indígenas y comunidades campesinas y afrodescendientes.
Este día es un recordatorio de que la defensa de la dignidad humana no puede ser un compromiso parcial ni coyuntural, debe ser un principio rector de la vida democrática.
Un llamado al presente
Hoy, cuando Colombia busca avanzar hacia escenarios de paz total y consolidación de la democracia, el Día Nacional de los Derechos Humanos nos invita a:
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Reafirmar que la vida y la dignidad son el eje de toda política pública.
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Proteger a quienes, desde los territorios, trabajan por la defensa de derechos colectivos.
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Reconocer que la igualdad y la justicia social son condiciones indispensables para la paz.
Renovar la esperanza
Más que un recordatorio de la deuda pendiente, esta fecha es también una invitación a renovar la esperanza; creer que una Colombia más justa, incluyente y respetuosa de la dignidad humana es posible.
Los derechos humanos no son una consigna abstracta, son la base para garantizar que cada persona, sin importar su origen o condición, pueda vivir con libertad, seguridad y bienestar.